Comenzamos el día con la eucaristía que celebró el padre Apollinaire, misionero de África que nos está acompañando estos días del Capítulo.

Hoy continuamos con la preparación espiritual.

Hermana Angelique Riziki nos habló sobre el lema de nuestro capitulo: «CMT mujeres de experiencia de Dios, miramos, encontramos la persona y nos comprometemos con pasión y creatividad a su humanización». A continuación, les presentamos una pequeña síntesis de su exposición:

  • En el Carmelo Misionero Teresiano, la experiencia de Dios es fundamental y es el pilar sobre que se apoya nuestra vida comunitaria y misionera. Gracias a esta experiencia, nuestros lugares de apostolado se cambian en lugares de humanización de la persona. En este servicio de humanización se debe mirar la persona con una mirada de compasión y de misericordia. Esta experiencia es un momento de dialogo entre Dios y el hombre en que Dios tiene la iniciativa y transforma la persona.  Lo que experimentan los fundadores, enfocando su mirada en un aspecto del Evangelio.
  • Hacemos esta experiencia de Dios en la oración. Para una CMT la misión y la voluntad de Dios son una sola cosa. Porque Dios quiere que edifiquemos a la Iglesia y anunciemos su belleza. Eso es querer lo que Dios quiere.
  • Estamos llamadas a favorecer la comunión en todos los lugares donde nos encontramos, siendo humanas, misericordiosas, estimar los demás, valorarlos, respetar su dignidad etc. ¿Cómo hacer esto en un contexto tan difícil como el de hoy?

Después de su charla, la hermana nos dio unas preguntas sobre este tema y estuvimos compartiendo primero en grupos y después con todas las capitulares poniendo en común las respuestas.

En la tarde estuvimos con el padre Fidelis Udahemuka, Jesuita que nos habló de la «Misión y el sentido de pertenencia» Primero nos habló de la experiencia misionera en África en que ya tiene más de cien años. Para estudiarla pues, hemos de mirar el pasado, el presente y el futuro:

  • En el pasado los primeros misionarios tenías medios para vivir, para llevar a cabo la misión, recibían apoyo de sus países, de su familia, sus parroquias. Pero también enfrentaron muchos desafíos.
  • En el presente, los misioneros continúan con la visión de sus fundadores, pero respondiendo a nuevos problemas, deben ajustar la forma de responder, actualizar, estar abiertos al cambio, adaptarse a las realidades de hoy sin renunciar a la propia identidad de la Congregación. Para todo esto, necesitamos un liderazgo apropiado que sepa cuándo, cómo y quién hace las cosas.

Al final de su charla el padre nos dio la posibilidad de hacer diferentes preguntas.

La jornada se acabó con las visperas y en el recreo una de las hermanas nos compartió su experiencia misionera con los niños discapacitados en su comunidad.